Durante mi formación como asesora de Salud Ayurveda decidí  emprender mi propio proceso de cuidado de la salud, por lo cual visite a un médico clínico con estudios de Ayurveda. Al salir de la consulta me encontré con una hoja llena de indicaciones para realizar pero sin saber por dónde comenzar. 

Yo siempre he sido autodidacta por lo cual me puse a leer libros de Ayurveda, compre cuanto libro encontraba,  y todas las mañanas dedicaba unos 20 a 30 minutos a resumir los libros. Arme hojas que pegaba en la pared de mi cocina, del baño, de la habitación, todas ellas con información para poder recordar y comprender las consignas que el médico me había indicado. 

Me fui dando cuenta que entre más comprendía cómo funcionaba la técnica que me indicaba, como por ejemplo el automasaje o porque era mejor que comiera un tipo de alimento, me era más fácil incorporarlo a mi rutina. 

Charlando con personas que estaban también iniciándose en el Ayurveda me comentaban que les pasaba lo mismo. No sabían por dónde comenzar, se sentían sobrepasadas por todos los cambios que tenían que hacer y terminaban dejando el tratamiento pues no lograban llevar a cabo los cambios, por lo cual no venían los resultados. 

Eso me motivó a investigar como hacer para que esa información que era tan valiosa y esas acciones que podían traer tantos beneficios a las personas, no fueran abrumadoras.